"Educar es más que un verbo, es una oportunidad de cambiar al mundo"
sábado, 28 de abril de 2018
Descargas De LibreOffice
En octubre del año 2011, se había producido aproximadamente unos diez millones de descargas on-line o vía cd-rom de licencias de la aplicación LibreOffice, según estimaciones de The Document Foundation. Más del 90% destinadas a instalarse sobre Windows y otro 5% más en Mac OS X. La suite Libreoffice es la utilizada por defecto para sistemas Linux. Según estudios de mercados realizados por la International Data Corporation (IDC) para nuevas instalaciones o actualizaciones de Linux en el año 2011, The Document Foundation calcula que existe un total de 15 millones de usuarios Linux, que sumado al resto hace un total de 25 millones de usuarios en el año 2011. Dos años después el número subió aproximadamente a 75 millones.
The Document Foundation estima que para el año 2020 haya un total aproximado de 200 millones de usuarios de LibreOffice.
Durante mi último curso en la escuela, nuestro profesor nos puso un examen. Leí rápidamente todas las preguntas, hasta que llegué a la ultima, que decía así: ¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela? Seguramente era una broma. Yo había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Era alta, cabello oscuro, como de cincuenta anos, pero… ¿cómo iba yo a saber su nombre?
Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco. Antes de que terminara la clase, alguien le preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen. Por supuesto, dijo el profesor. En sus vidas ustedes conocerán muchas personas. Todas son importantes. Todas merecen su atención y cuidado, aunque solo les sonrían y digan: !Hola! Yo nunca olvidé esa lección.
Un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed. Por suerte, llegó a una cabaña vieja, desmoronada sin ventanas, sin techo. El hombre anduvo por ahí y se encontró con una pequeña sombra donde acomodarse para protegerse del calor y el sol del desierto. Mirando a su alrededor, vio una vieja bomba de agua, toda oxidada. Se arrastró hacia allí, tomó la manivela y comenzó a bombear, a bombear y a bombear sin parar, pero nada sucedía. Desilusionado, cayó postrado hacia atrás, y entonces notó que a su lado había una botella vieja. La miró, la limpió de todo el polvo que la cubría, y pudo leer que decía: “Usted necesita primero preparar la bomba con toda el agua que contiene esta botella mi amigo, después, por favor tenga la gentileza de llenarla nuevamente antes de marchar”.
El hombre desenroscó la tapa de la botella, y vio que estaba llena de agua… ¡llena de agua! De pronto, se vio en un dilema: si bebía aquella agua, él podría sobrevivir, pero si la vertía en esa bomba vieja y oxidada, tal vez obtendría agua fresca, bien fría, del fondo del pozo, y podría tomar toda el agua que quisiese, o tal vez no, tal vez, la bomba no funcionaría y el agua de la botella sería desperdiciada. ¿Qué debiera hacer? ¿Derramar el agua en la bomba y esperar a que saliese agua fresca… o beber el agua vieja de la botella e ignorar el mensaje? ¿Debía perder toda aquella agua en la esperanza de aquellas instrucciones poco confiables escritas no se cuánto tiempo atrás?
Al final, derramó toda el agua en la bomba, agarró la manivela y comenzó a bombear, y la bomba comenzó a rechinar, pero ¡nada pasaba! La bomba continuaba con sus ruidos y entonces de pronto surgió un hilo de agua, después un pequeño flujo y finalmente, el agua corrió con abundancia… Agua fresca, cristalina. Llenó la botella y bebió ansiosamente, la llenó otra vez y tomó aún más de su contenido refrescante. Enseguida, la llenó de nuevo para el próximo viajante, la llenó hasta arriba, tomó la pequeña nota y añadió otra frase: “Créame que funciona, usted tiene que dar toda el agua, antes de obtenerla nuevamente”.
Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda. Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacar el caballo de allí.
El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y evaluó la situación, asegurándose que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate. Tomó entonces la difícil decisión de decirle al capataz que sacrificase el animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo.
Y así se hizo. Comenzaron a lanzar tierra dentro del pozo de forma de cubrir al caballo. Pero, a medida que la tierra caía en el animal este la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo para ir subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente consiguió salir.
Si estás “allá abajo”, sintiéndote poco valorado, y otros lanzan tierra sobre ti, recuerda el caballo de esta historia. Sacude la tierra y sube sobre ella.
Anécdota:Para volver del Silk Market y cómo íbamos un grupillo de 6 decidimos coger un taxi de estos piratillas que te llevan en una furgoneta con los cristales tintados al estilo Jack Bauer de 24. El caso es que durante el camino la mujer del conductor nos empieza a sacar calcetines y gallumbos de una bolsa de basura diciendo que los vendía muy baratos así que ni cortos ni perezosos y como somos muy consumistas allá que cargamos con un arsenal de ropa interior. Acto seguido nos fuimos a cenar al Hard Rock Pekín. Cuando llega la cuenta, pagamos y nos marchamos y detrás nuestro, una de las camareras persiguiéndonos, gritando en chino cosas que no lográbamos descifrar, parecía la niña del exorcista. El caso es que la furgoneta pirata nos había endiñado billetes falsos y nosotros, pardillos todavía en la moneda del país no nos habíamos dado cuenta y se lo dimos a la camarera para pagar la cena. Consecuencia: Nos tuvimos que tragar una moneda que para mí la usaban para jugar al monopoli en algún país extraño porque fuimos a cambiarla y no quisieron
Hubo una vez, hace mucho, mucho tiempo una joven muy bella, tan bella que no hay palabras para describirla. Se llamaba Cenicienta.
Cenicienta era pobre, no tenía padres y vivía con su madrastra, una mujer viuda muy cascarrabias que siempre estaba enfadada y dando ordenes gritos a todo el mundo.
Con la madrastra también vivían su dos hijas, que eran muy feas e insoportables.Cenicienta era la que hacía los trabajos más duros de la casa, como por ejemplo limpiar la chimenea cada día, por lo que sus vestidos siempre estaban sucios o manchados de ceniza, por eso las personas del lugar la llamaban cenicienta. Cenicienta apenas tenia amigos, solo a dos ratoncitos muy simpáticos que vivían en un agujero de la casa.
Un buen día, sucedió algo inesperado; el Rey de aquel lugar hizo saber a todos los habitantes de la región que invitaba a todas las chicas jóvenes a un gran baile que se celebraba en el palacio real.
El motivo del baile era encontrar una esposa para el hijo del rey; el príncipe! para casarse con ella y convertirla en princesa.La noticia llego a los oídos de cenicienta y se puso muy contenta.
Por unos instantes soñó con que sería ella, la futura mujer del príncipe. La princesa!Pero, por desgracia, las cosas no serían tan fáciles para nuestra amiga cenicienta. La madrastra de cenicienta le dijo en un tono malvado y cruel: - Tú Cenicienta, no irás al baile del príncipe, porque te quedarás aquí en casa fregando el suelo, limpiando el carbón y ceniza de la chimenea y preparando la cena para cuando nosotras volvamos.
Cenicienta esa noche lloró en su habitación, estaba muy triste porque ella quería ir al baile y conocer al príncipe. Al cabo de unos días llegó la esperada fecha: el día del baile en palacio. Cenicienta veía como sus hermanastras se arreglaban y se intentaban poner guapas y bonitas, pero era imposible, porque eran muy feas de tan malas que eran pero sus vestidos eran muy bonitos!
Al llegar la noche, su madrastra y hermanastras partieron hacia el palacio real, y cenicienta, sola en casa, una vez más se puso a llorar de tristeza.Entre llanto y llanto, dijo en voz alta: - ¿Por qué seré tan desgraciada? Por favor, si hay algún ser mágico que pueda ayudarme.. decía cenicienta con desesperación.
De pronto, sucedió algo increíble; se le apareció un hada Madrina muy buena y muy poderosa.Y con voz suave, tierna y muy agradable le dijo a cenicienta; - No llores más, te ayudaré.De verdad ? dijo cenicienta un poco incrédula pero como vas a ayudarme ? no tengo ningún vestido bonito para ir al baile y mis zapatos están todos rotos!
La hada madrina saco su varita mágica y con ella toco suavemente a cenicienta, y al momento oh!, que milagro! un maravilloso vestido apareció en el cuerpo de cenicienta, así como también unos preciosos zapatos.
Ahora ya puedes ir al baile de palacio cenicienta, pero ten en cuenta una cosa muy importante: tu vestido a las 12 de la noche volverá a ser los harapos que llevas ahora.
Hay algo más que debes saber, delante de la casa te espera un carruaje que te llevará al gran baile en palacio, pero a las 12 de la noche, se transformará en una calabaza!. Bien, dijo cenicienta, ya soy feliz, solo por poder ir al baile.
Cuando cenicienta llego al palacio, causo mucha impresión a todos los asistentes, nadie nunca había visto tanta belleza, cenicienta estaba preciosa!
El príncipe, no tardo en darse cuenta de la presencia de esa joven tan bonita. Se dirigió hacia ella y le preguntó si quería bailar.
Cenicienta, dijo si!, claro que sí! Y estuvieron bailando durante horas y horas
Las hermanastras de cenicienta no la reconocieron, debido a que ella siempre iba sucia y llena de ceniza, incluso se preguntaban quien sería aquella chica tan preciosa.
Pero de repente oh!, dijo cenicienta, son casi las 12 de la noche, mi vestido esta a punto de convertirse en una ropa sucia, y el carruaje se transformará en una calabaza!
- ¡Oh, Dios mío! ¡Tengo que irme! le dijo al príncipe que estaba en sus brazos bailando.
Salió a toda prisa del salón de baile bajó la escalinata hacia la salida de palacio perdiendo en su huida un zapato, que el príncipe encontró y recogió.
A partir de ese momento, el príncipe ya sabia quien iba a ser la futura princesa la joven que había perdido el zapato!, pero..caramba!, exclamo el príncipe, pero si no se ni como se llama, y mucho menos donde vive!
Para encontrar a la bella joven, el príncipe ideó un plan. Se casaría con aquella que pudiera calzarse el zapato.
Envió a sus sirvientes a recorrer todo el reino. Todas las jóvenes, chicas y mujeres se probaban el zapato, pero no había ni una a que pudiera calzarse el zapato.
Al cabo de unas semanas, los sirvientes de palacio llegaron a casa de Cenicienta.
La madrastra llamó a sus feas hijas para que probasen el zapato, pero evidentemente no pudieron calzar el zapato.
Uno de los sirvientes del príncipe vio a cenicienta en un rincón de la casa, y exclamo: -eh!, tu también tienes que probarte el zapato!
La madrastra y sus hijas dijeron: -por favor!, como quiere usted que cenicienta sea la chica que busca el príncipe?, ella es pobre, siempre esta sucia y no fue a la fiesta de palacio!
Pero cuando cenicienta se puso el zapato y le encajo a la perfección, todos los presentes se quedaron de piedra!, -oooh!, es ella! la futura princesa!
Inmediatamente la llevaron a palacio y a los pocos días se casó con el príncipe, por lo que fue una princesa!
Nunca más volvió con su madrastra, vivió feliz en palacio hasta el último de sus días.
Rapunzel
Había una vez una pareja que desde hacía mucho tiempo deseaba tener hijos. Aunque la espera fue larga, por fin, sus sueños se hicieron realidad.
La futura madre miraba por la ventana las lechugas del huerto vecino. Se le hacía agua la boca nada más pensar lo maravilloso que sería poder comerse una de esas lechugas.
Sin embargo, el huerto le pertenecía a una bruja y por eso nadie se atrevía a entrar en él. Pronto, la mujer ya no pensaba más que en esas lechugas, y por no querer comer otra cosa empezó a enfermarse. Su esposo, preocupado, resolvió entrar a escondidas en el huerto cuando cayera la noche, para coger algunas lechugas.
Rapunzel
La mujer se las comió todas, pero en vez de calmar su antojo, lo empeoró. Entonces, el esposo regresó a la huerta. Esa noche, la bruja lo descubrió.
-¿Cómo te atreves a robar mis lechugas? -chilló.Aterrorizado, el hombre le explicó a la bruja que todo se debía a los antojos de su mujer.
-Puedes llevarte las lechugas que quieras -dijo la bruja -, pero a cambio tendrás que darme al bebé que lleva tu mujer, cuando nazca.
El pobre hombre no tuvo más remedio que aceptar. Tan pronto nació, la bruja se llevó a la hermosa niña. La llamó Rapunzel. La belleza de Rapunzel aumentaba día a día. La bruja resolvió entonces esconderla para que nadie más pudiera admirarla. Cuando Rapunzel llegó a la edad de los doce años, la bruja se la llevó a lo más profundo del bosque y la encerró en una torre sin puertas ni escaleras, para que no se pudiera escapar. Cuando la bruja iba a visitarla, le decía desde abajo:
-Rapunzel, tu trenza deja caer.
La niña dejaba caer por la ventana su larga trenza rubia y la bruja subía. Al cabo de unos años, el destino quiso que un príncipe pasara por el bosque y escuchara la voz melodiosa de Rapunzel, que cantaba para pasar las horas. El príncipe se sintió atraído por la hermosa voz y quiso saber de dónde provenía. Finalmente halló la torre, pero no logró encontrar ninguna puerta para entrar. El príncipe quedó prendado de aquella voz. Iba al bosque tantas veces como le era posible. Por las noches, regresaba a su castillo con el corazón destrozado, sin haber encontrado la manera de entrar. Un buen día, vio que una bruja se acercaba a la torre y llamaba a la muchacha.Con un hechizo la bruja envió a Rapunzel a una tierra apartada e inhóspita. Luego, ató la trenza a un garfio junto a la ventana y esperó la llegada del príncipe. Cuando éste llegó, comprendió que había caído en una trampa.
-Tu preciosa ave cantora ya no está -dijo la bruja con voz chillona -, ¡y no volverás a verla nunca más!
Transido de dolor, el príncipe saltó por la ventana de la torre. Por fortuna, sobrevivió pues cayó en una enredadera de espinas. Por desgracia, las espinas le hirieron los ojos y el desventurado príncipe quedó ciego.
Rapunzel
¿Cómo buscaría ahora a Rapunzel?
Durante muchos meses, el príncipe vagó por los bosques, sin parar de llorar. A todo aquel que se cruzaba por su camino le preguntaba si había visto a una muchacha muy hermosa llamada Rapunzel. Nadie le daba razón.
Cierto día, ya casi a punto de perder las esperanzas, el príncipe escuchó a lo lejos una canción triste pero muy hermosa. Reconoció la voz de inmediato y se dirigió hacia el lugar de donde provenía, llamando a Rapunzel.
Al verlo, Rapunzel corrió a abrazar a su amado. Lágrimas de felicidad cayeron en los ojos del príncipe. De repente, algo extraordinario sucedió:
¡El príncipe recuperó la vista!
El príncipe y Rapunzel lograron encontrar el camino de regreso hacia el reino. Se casaron poco tiempo después y fueron una pareja muy feliz.
Me gusta cuando callas (Pablo Neruda).
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
Déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor.
Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un encierro, quedando la puerta asegurada.
Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.
Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.
Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo.
Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su desilusión.
Un amigo que estaba cerca le dijo: - Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces-.
Moraleja: Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.
Es una verdadera diosa de las aguas, aunque sus pies sean volteados hacia atrás no deja de ser bella, la Madre de agua deja rastros a la dirección contraria a la que se dirige.
Esta mujer solo persigue a niños, a quienes se le dirige con ternura, los enamora, los atrae con dulzura y amor maternal, situación que preocupa a los padres de familia. Los niños atraídos por la Madre de agua se enferman, sueñan con la hermosa rubia que los adora y la llaman con frecuencia. Cuando los niños están cerca del río, que escuchan su voz la siguen tirándose al agua con peligro.
Los campesinos creen que la Madre de agua surgió de una bella joven española que se enamoró de un joven indígena, con quien tuvo un niño. Cuando el padre de la joven se enteró de lo sucedido, ahogó al niño frente a sus padres, luego mató al amante indígena. La madre desesperada se lanzó al río, convirtiéndose en una apasionada por los niños y vengativa de la humanidad.
En un pueblo un hombre vivía con su hija, ella tenía como tarea cuidar a las ovejas. Todos los días iba un joven a visitarla mientras ella cuidaba las ovejas, hasta que un día se hicieron buenos amigos.
Un día soleado empezaron a jugar a que él la cargaba y ella a él, cuando de pronto ella se dio cuenta que estaba volando. Desde ese día el joven se convirtió en su cóndor, él la cuidaba, la alimentaba. Pasaron muchos años los dos crecieron tuvieron hijos, pero ella no dejaba de pensar en su padre y todas las noches lloraba ya que había abandonado a su padre y lo había dejado solo con los animales.
Un día ella se encontraba regando las flores y encontró a una mariposa la cual le pidió ayuda para volver a ver a su padre, la mariposa le dijo al cóndor que su esposa y sus hijos habían desaparecido, mientras la mariposa hablaba con el esposo ella escapaba con sus hijos y regresaba con su padre.
Desde que ella regresó con su padre, el cóndor jamás volvió, ella todos los días volaba para ver si veía al cóndor pero nunca más lo volvió a ver.
En esta historia se cuenta, como un padre el cual no era
precisamente el mejor debido a su mala conducta. La leyenda cuenta que este
padre, todas las noches salía a tomar aguardiente, para salir tenía que subir
en un brazo de la estátua de Cristo, pero una noche mientras intentaba salir se
dio cuenta que la estatua lo regreso a ver y le dijo: ¿Hasta cuándo padre
Almeida? y este le contesto "Hasta la vuelta" y se marcho. Una ves ya
emborrachado, salió de la cantina y se encontraba paseando en las calles de
Quito, hasta que pasaron 6 hombres altos completamente vestidos de negro con un
ataúd, aunque el padre Almeida penso que era un toro con el cual chocó y se
desplomo, pero al levantarse regreso a ver en el interior del ataúd, y ere él,
el padre Almeida, del asombro huyo del lugar. Se puso a pensar que eso era una
señal y que si seguia así podia morir intoxicado, entonces desde ese día ya no
a vuelto a tomar y se nota en la cara de la estatua de Cristo más sonriente.